En estos últimos meses, el gobierno ha aprobado una serie de políticas que van todas ellas en la misma dirección: hacer pagar a la ciudadanía las consecuencias de una crisis que no hemos provocado. Por eso, no hay alternativa posible dentro del actual marco neoliberal: el R€gimen y su modelo se agotan. Y cada día que pasa, cada euro que se inyecta en la banca, cada familia desahuciada y cada hora extra que pagar a los antidisturbios para mantener al pueblo lejos de un congreso vallado no hacen si no echar tierra sobre un sistema ya moribundo.
El hecho de que esta sea la primera huelga internacional dentro del marco europeo valida aún más esta verdad a voces. Por primera vez los países del sur de Europa, los que en mayor medida sufren las consecuencias de las políticas de austeridad impuestas por la Troika y los mercados, se unen para reclamar lo que nos pertenece.
No habrá crecimiento, no habrá salida de la crisis, no habrá Democracia mientras los países estén obligados a pagar una deuda ilegítima que lastre las posibilidades de los ciudadanos. En una nueva era en la que la soberanía nacional carece de sentido cuando se sacrifican los derechos ciudadanos en honor al omnipotente mercado de deuda, la respuesta en clave internacional frente a las políticas neoliberales es más que necesaria.
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